Por:
Luz Rosmery Ruiz Mendez (*)
Mariela Ruiz nació para ser una de las mejores estilistas del mundo. La visión que tiene en su futuro es grande. Tiene 31 años, pero se siente veinteañera. Mide 1.52 centímetros, pero va caminando por las calles con sus tacos 9. Le importan mucho las tendencias de moda, porque cada temporada se cambia de color el cabello, que ha visto del rubio hasta los colores de fantasías. Es una chica decidida y de la personalidad imprevisible. Está próxima a convertirse en la dueña de varias sucursales de salones de belleza y en una empresaria exitosa. Su referente de la belleza es Cuchi Fariel, su ejemplo e inspiración para triunfar en la vida.
Cuando perdió a sus padres en un accidente, solo era una niña de 5 años de edad. Cuenta con nostalgia que fue casualidad que ese día trágico no la acompañara, porque cada fin de semana solían salir a los diferentes distritos de Huancavelica, Ayacucho y Lima, a vender zapatos de cuero. Sus padres eran fabricantes. Después del suceso, sus tíos la adoptaron y educaron. En su inocencia, con el tiempo entendió lo que pasó y a veces se sentía sola. Tenía dos primas que la trataban de sirvienta, no como una integrante más de la familia. Para salir de esa situación, tenía que esperar a ser grande.
A los 15 años salió en busca de un trabajo. Empezó vendiendo chocotejas en sus horas libres. Luego, mientras pasaba por el jirón Huánuco, miraba avisos de “se necesita” para “lavar platos”, “cuidar un niño”, “cocinera”, entre otros. Ella escogió trabajar en una juguería, porque allí no pasaría hambre.
Con un poco de temor, empezó a trabajar para otros, ya que desde niña quiso ser independiente. Así, pasó a trabajar a una pollería. Cuando terminó el colegio, tuvo que tomar decisiones audaces. Sin saber qué estudiar se fue a la Universidad Roosevelt a preguntar qué carreras había y en una de esas escuchó “cosmeatría”, y eso estudió durante cinco años. También llevó “cosmetología” tres años más en el instituto Mi Perú. Todos los gastos iban por su cuenta.
Un día, Mariela estaba en su trabajo cuando escuchó que el dueño del Spa “Maldelu”, donde laboraba, iba a cerrar definitivamente, debido a que alrededor estaba repleto de salones, lo que reducía los ingresos. Al poco tiempo, Mariela se quedó sin trabajo. Pero ella estuvo pensando en tomar el puesto, ir con el dueño y decirle que le alquile el local. Tenía pocos ahorros y solo le iba a alcanzar para el alquiler, pero no para los materiales e implementos. Igual, una tarde lluviosa, se fue a alquilar el local. Era un nuevo comienzo solo con algunas tijeras, peine y algunas cosas básicas. Trabajaba sola hasta los 4 meses, cuando contrató una trabajadora porque ya había ganado algunos clientes. En un año pudo abrir una sucursal y en y al siguiente de este, ya tenía una tienda de cosméticos: “Exclusiva”.
En mayo del 2023, se enteró por redes sociales que había un concurso en Lima que consistía realizar un cambio de look a una modelo, y la que genere mayor impacto sería el ganador. Dejando de lado su timidez, tenía acudió al programa “Mande quien mande”, donde uno de los jurados era su admirada Cuchi Fariel. Sabía que la competencia sería muy reñida y una semana antes se puso a practicar en su casa.
Ella cuenta con los ojos brillosos que ese día era único e inolvidable, jamás en su vida se ha sentido tan orgullosa de sí misma. Cuando llegó al estudio de América Televisión, la pusieron junto a otras cinco participantes con sus modelos. De repente, sonó la cuenta regresiva para conseguir la mejor transformación. Al final, en medio de suspenso, Cuchi Fariel dijo: “La ganadora es Mariela Ruiz”. Fue un momento increíble y unas lágrimas brotaron de sus ojos. Ella recuerda con emoción que le dieron un trofeo y dinero en efectivo, pero ese concurso también la puso en la vitrina pública de todo el Perú.
Mariela Ruiz cerró el año con broche de oro. Escaló con pasos gigantes. Ya es una chica independiente y admirable, que ha trascendido con su esfuerzo y ahora tiene una sonrisa que no opaca nadie. No quiere tener hijos por el momento y a pesar de que ya lo tiene todo, dice que no es suficiente y se recalca: “primero seré la mejor estilista del mundo”. Por eso, cada noche llega a su casa con una bolsa de comida para su perro “Blaky” y sus dos gatos, ahí encuentra paz y tranquilidad.
Ella sigue especializándose en su carrera, porque sabe que no hay límites para aprender algo nuevo. Mariela ya está en la cúspide de tu carrera, tras haber vencido varios obstáculos, pero sabe que su camino recién empieza.
(*) Producto del curso de Periodismo Interpretativo de Estudiantes del IV Semestre de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional del Centro del Perú.
