Representantes de las comunidades del Canipaco ya no desean más mesas de diálogo y exigen el cierre definitivo de la unidad minera Corihuarmi, que extrae oro dentro de sus territorios, donde se han registrado indicios de una severa contaminación del agua y el suelo.
Melitón Bello Ayllón, presidente de Palaco, una de las comunidades campesinas más afectadas señaló que la unidad minera inició sus estudios de exploración en 1999 hasta el 2000 y que empezó con la explotación del metal desde el 2007, en perjuicio de las lagunas y ríos adyacentes que tomaron una tonalidad rojiza debido a los relaves.
La autoridad describió que los comuneros dedicados en su mayoría a la ganadería han visto cómo cada año se reduce el nacimiento de sus animales debido a los pastos contaminados al igual que el agua, pero eso no es todo, la contaminación también genera molestias físicas en los habitantes, quienes soportan intensos dolores de cabeza y otros malestares.
Por su parte, Presidiano Cano Pollamay, expresidente comunal de Huasicancha dijo que en setiembre de 2022, después de una manifestación masiva de los comuneros, representantes de la unidad minera firmaron un acta comprometiéndose al cese definitivo de sus operaciones el 31 de diciembre del año pasado, el mismo que no fue cumplido hasta la la fecha.
Debido a este conflicto socioambiental producido por la contaminación del agua, suelos y aire, los alcaldes solicitaron una sesión descentralizada de la Presidencia del Consejo de Ministros la misma que nunca logró concretarse, razón por la que exigen atención de las autoridades ambientales y fiscales para dar por culminada la contaminación de esta área.
Por otro lado, Cristian Zúñiga Huamán, alcalde de Chongos Alto, que incluye las comunidades de Llamapsillón, Palaco y Palmayoc, dijo que la contaminación ya no es solo un problema de Junín, sino que involucra a departamentos como Lima y Huancavelica que también sufren los estragos de esta operación minera.