Cada 2 de noviembre, el distrito de Andamarca (Concepción) y las localidades vecinas como Huata, Andamayo, Cedrillo, Lauca y Pucacocha, se preparan para celebrar la danza del tira palo, una manifestación cultural que tiene sus raíces en la época colonial. Los danzantes, músicos y pobladores se congregan desde temprano en el local comunal, donde comparten el desayuno antes de dirigirse, bajo el liderazgo de la autoridad local, hacia el cementerio para ejecutar esta tradicional celebración.

La ceremonia comienza con un recorrido alrededor del cementerio que culmina en la capilla, espacio donde se desarrolla el momento central de la danza. Durante esta demostración simbólica, cada dos parejas se retan y confrontan: los hombres se enfrentan utilizando sus bastones elaborados de madera, mientras que las mujeres participan en apoyo a sus esposos. Son ellas quienes finalmente intervienen para separar a los hombres, dando por concluida la confrontación y permitiendo que cada paraje se retire. Al caer la noche, los participantes regresan al local comunal para continuar la celebración.

El vestuario tradicional refleja la identidad cultural de la región. Las mujeres visten falda de bayeta negra ajustada con faja, blusa blanca, manta colorida colocada a modo de bandolera, y portan un huallqui, pequeño bolso elaborado con piel de oveja recién nacida. Complementan su atuendo con un sombrero blanco o marrón adornado con cinta del mismo color, y bailan sin zapatos. Los varones, por su parte, utilizan pantalón de bayeta oscura, camisa blanca de lana de cordero, manta multicolor atada a la cintura, sombrero marrón y llevan en la mano derecha el característico palo de madera.

El origen del tira palo se remonta a la época colonial, cuando las cofradías administraban terrenos pertenecientes a la parroquia San Antonio de Padua. Esta danza nació como expresión del castigo y control social que se ejercía entre los trabajadores durante las faenas agrícolas colectivas en los terrenos de cofradía trabajados por los pobladores del distrito, sus anexos y caseríos. En aquellas jornadas, donde el trabajo equitativo y la presión por avanzar generaban tensiones, surgía la necesidad de equilibrar las relaciones dentro del grupo, convirtiendo la danza en una forma ritualizada de corregir conductas y reafirmar la disciplina comunitaria.

Actualmente, esta tradición es promovida como patrimonio cultural, representando el esfuerzo compartido y las relaciones sociales que se tejían durante el arado de las tierras comunales. El tira palo constituye un testimonio vivo de cómo las expresiones culturales nacidas del trabajo colectivo logran trascender el tiempo y mantener su vigencia en las comunidades andinas.



