Hoy, durante una campaña de concientización por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en el parque Huamanmarca, una mujer desesperada, con la cara tapada con un yoque y mascarilla, ingresó al módulo del Ministerio Público, para salir minutos después sujetando un cartel con la inscripción: “Justicia no quiero morir” y revelando su rostro amoratado.
Su nombre es Karilu Atenas Espinoza Hurtado, tiene 35 años, es madre de 2 niños y ha denunciado 7 veces a su aún presunto agresor, pero solo ha conseguido órdenes de alejamiento que no han impedido que este vuelva a golpearla e incluso, la filme desnuda bañándose mientras escurre el agua ensangrentada producto de los golpes que le propinó.
La pesadilla para Karilu inició en un barrio del distrito de Chilca. Según refiere, aceptó salir con su vecino Percy Dickerson Curo López de 30 años, pero desde que decidió terminar la relación, el sujeto contra el cual ha presentado 7 denuncias por violencia física y psicológica, la persigue para golpearla, abusar sexualmente de ella y amenazarla de muerte, a pesar de un juez le otorgó medidas de protección.
La primera denuncia que presentó fue hace un año y medio aproximadamente, y la última fue el 13 de noviembre ante la comisaría del Distrito de Chilca, por una salvaje golpiza ocurrida un día anterior en la Av. Unión y el Jr. La Florida, que la dejó con la nariz fracturada y el rostro y las extremidades moradas que hasta hoy persisten así.
El miedo de Atenas la ha hecho mudarse una y otra vez, a casa de sus amigos y familiares, ya que según consta en las denuncias presentadas, Percy Dickerson Curo López la acosa constantemente y siempre da con su ubicación para agredirla sin importarle que estén los hijos de su víctima presentes. Karilu tiene 2 hijos de 18 y 10 años de una relación anterior.
Desamparada por el poder judicial que solo le ha otorgado medidas de protección fáciles de vulnerar por su presunto agresor y por la fiscal Helen Ulloa Uribe a quien acusa de haberla bloqueado del WhatssApp por tanta insistencia en su caso, Karilu decidió salir ante los medios de comunicación para pedir una pronta sentencia y en un tono más desesperanzado e indignante para quienes la oyen, pedirle a Dickerson Curo que “por favor”, no la mate.
Vivir con miedo y sin justicia
Uno de los atentados más graves que denunció Atenas fue cuando Dickerson Curo, después de agredirla, la obligó a desnudarse y a bañarse mientras la cámara de su celular registraba como escurría el agua ensangrentada por todas las baldosas.
Karilu sospecha que incluso fue dopada en dicha ocasión, ya que en el video que le fue enviado por el mismo Dickerson, se evidencia su rostro desencajado y confuso. “Vulneró mi dignidad como mujer”, declaró antes mostrar el video a los reporteros para sustentas sus acusaciones.
Las constantes agresiones que sufre la han obligado a dejar su trabajo de comerciante, derivando en escases de recursos para costear sus medicamentos y el alimento de sus hijos, por cual Karilu, hace un llamado a la ciudadanía para apoyarla mañana, sábado 26, en una pollada que realizará en el Jr. 2 de Mayo y Amazonas, a espaldas del Cuartel 9 de Diciembre en Chilca.
Karilu declara estar cansada, cansada de luchar y tener miedo, por ella y por sus hijos que aún dependen de ella. Teme ser una víctima más que perece ante de nuestro deplorable sistema judicial y una sociedad que encuentra más delito en una mujer que tarda en denunciar, que en su agresor. “Harán justicia cuando ya me haya matado”, lamenta.
Lo lamentable es que algunas, muchas, casi todas, ni después de muertas consiguen una condena para su agresor.